Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un tapiz https://montycydw377783.blogpostie.com/59744899/la-provocación-que-detonó-el-cabezazo-de-zidane